En el Foro Económico de Oriente celebrado en Vladivostok, Anton Kobyakov, asesor del presidente ruso Vladimir Putin, presentó argumentos acusando a Estados Unidos de aprovechar las criptomonedas y las reservas de oro para devaluar sus obligaciones de deuda federal.
Según Kobyakov, el gobierno de EE. UU. está considerando trasladar partes de su deuda pendiente de 37,43 billones de dólares a stablecoins respaldadas por dólares, mitigando asà el valor de la deuda mediante mecanismos de mercado que reducen la confianza en el poder adquisitivo del dólar.
El asesor propuso paralelismos con episodios históricos, comparando la estrategia con maniobras financieras de las décadas de 1930 y 1970, cuando se utilizaron monedas alternativas y reservas de commodities para ajustar las posiciones fiscales nacionales.
En sus declaraciones, Kobyakov hizo referencia a la Ley de Orientación y Establecimiento de Innovación Nacional para Stablecoins de EE. UU., firmada en julio, sugiriendo que la integración de marcos para stablecoins podrÃa facilitar la gestión sistemática de la deuda sin una asignación explÃcita del Congreso.
Además, destacó iniciativas como la Ley Bitcoin de la senadora Lummis, que aboga por la adquisición gubernamental de un millón de tokens Bitcoin, enfatizando cómo los activos digitales podrÃan servir como herramienta para la amortización de deuda o sustitución de garantÃas.
Los crÃticos señalan que el mecanismo carece de una base teórica clara, ya que la emisión de stablecoins aún requerirÃa respaldo por instrumentos del Tesoro de EE. UU. o señoreaje, planteando dudas sobre la efectividad real de la devaluación.
Los opositores argumentan que convertir la deuda en instrumentos tokenizados podrÃa socavar el dominio del dólar al fomentar la aceptación internacional de stablecoins, lo que potencialmente fragmentarÃa la estabilidad financiera global.
Los defensores dentro de los cÃrculos polÃticos de EE. UU. sostienen que la incorporación de la tecnologÃa blockchain en los mercados de deuda soberana podrÃa aumentar la transparencia y la accesibilidad para los inversores mediante valores de deuda programables.
Los analistas financieros advierten que cualquier transición hacia estructuras de deuda tokenizadas debe abordar riesgos regulatorios, tecnológicos y económicos, incluyendo vulnerabilidades en contratos inteligentes y amenazas de ciberseguridad.
Además, surgen implicaciones geopolÃticas, ya que naciones adversarias podrÃan percibir la deuda tokenizada como un intento de eludir sanciones o de participar en operaciones de mercado clandestinas.
Los observadores del mercado siguen las tendencias de crecimiento de stablecoins, señalando que los tokens respaldados por el dólar estadounidense ahora representan más de 160 mil millones de dólares en oferta circulante, impulsados por la adopción institucional y protocolos de finanzas descentralizadas.
Sin embargo, los emisores de stablecoins enfrentan un creciente escrutinio regulatorio, con agencias que proponen requisitos de capital, estándares de custodia y mandatos de auditorÃa para garantizar la suficiencia de reservas.
La firma de análisis onchain Chainalysis informó que las transferencias de stablecoins representaron el 28% de las entradas del Tesoro de EE. UU. en el último trimestre, sugiriendo un canal informal de demanda para la exposición a la deuda soberana.
Mientras tanto, las reservas de oro en poder del gobierno de EE. UU. ascienden a 261 millones de onzas troy, valoradas en aproximadamente 516 mil millones de dólares, representando una reserva de valor tradicional junto con los activos digitales emergentes.
Los analistas debaten si el reequilibrio de las reservas hacia una mezcla de deuda fiduciaria, oro e instrumentos tokenizados podrÃa optimizar los rendimientos ajustados al riesgo para las carteras soberanas.
En respuesta a las crÃticas, funcionarios del Tesoro de EE. UU. han enfatizado el compromiso con la estabilidad del dólar, reiterando que cualquier marco para stablecoins serÃa subordinado a los mecanismos existentes de polÃtica monetaria.
El personal del Fondo Monetario Internacional también ha intervenido, instando a la precaución y a una evaluación integral del impacto antes de adoptar marcos de moneda digital para la gestión de la deuda.
Mientras se desarrolla el debate, naciones de todo el mundo observan de cerca los avances, considerando sus propios enfoques para integrar activos digitales en las finanzas soberanas.
El resultado a largo plazo dependerá de la claridad regulatoria, la infraestructura del mercado y la resiliencia tecnológica mientras las economÃas globales navegan un panorama monetario en evolución.
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