Después de una larga disputa legal que duró años, la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (SEC) ha aceptado retirar su caso contra Ripple Labs, proporcionando a XRP una claridad legal única entre las principales criptomonedas. La resolución llegó a principios de agosto de 2025, tras la reelección de un nuevo presidente de la SEC y cambios en las prioridades regulatorias. Con la nube de litigios despejada, Ripple ahora apunta a reenfocarse en su objetivo original: desafiar a SWIFT, la red de mensajería con décadas de antigüedad que sustenta las transferencias bancarias globales.
SWIFT procesa más de 53 millones de mensajes diariamente en más de 11,500 instituciones en 220 países, sin embargo, los críticos señalan las altas tarifas, los tiempos lentos de liquidación y la falta de transparencia. La solución de pagos de Ripple, construida sobre el XRP Ledger, ofrece una finalización en menos de un segundo, bajos costos de transacción y seguimiento transparente en la cadena. El CEO de Ripple, Brad Garlinghouse, ha abogado durante largo tiempo por un “SWIFT descentralizado y a escala de internet”, argumentando que la cadena de bloques puede complementar las infraestructuras existentes y modernizar la infraestructura heredada.
Los analistas de la industria señalan que la ubicuidad de SWIFT es tanto su fortaleza como su barrera. Integrar un nuevo protocolo de pagos requiere extensas asociaciones bancarias y actualizaciones de cumplimiento. Ripple ha asegurado colaboraciones con empresas de remesas e instituciones financieras en Asia, Europa y América Latina, demostrando interés institucional. Sin embargo, escalar al volumen de SWIFT—que maneja miles de millones en valor diario—sigue siendo un desafío formidable.
La certeza regulatoria es un factor clave para que los bancos consideren la solución de Ripple. La Ley GENIUS, aprobada a mediados de 2025, estableció un marco claro para emisores de stablecoins, señalando además la aceptación de los policymakers estadounidenses hacia los pagos basados en blockchain. El resultado del caso de Ripple, junto con los avances regulatorios, puede incentivar a las finanzas tradicionales a explorar modelos híbridos que combinen la liquidación en cadena con las redes bancarias existentes.
Algunos expertos enfatizan que la competencia podría impulsar a SWIFT a acelerar sus propios esfuerzos de modernización. SWIFT ha implementado actualizaciones de mensajería ISO 20022 para mejorar la claridad de datos y la interoperabilidad para finales de 2025. Sin embargo, los críticos argumentan que estos son arreglos incrementales para sistemas profundamente compartimentados. Los partidarios de Ripple creen que las características programables de blockchain—como la custodia basada en contratos inteligentes y la obtención de liquidez en tiempo real—ofrecen capacidades más allá de la hoja de ruta de SWIFT.
De cara al futuro, los observadores del mercado evaluarán los volúmenes de transacciones, las tasas de incorporación de socios y los resultados de interoperabilidad. A medida que el comercio transfronterizo crece en una economía digital y sin fricciones, el desafío de Ripple a SWIFT podría remodelar la infraestructura financiera, fomentando un ecosistema de pagos global más rápido e inclusivo.
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